Huele a vendimia

En silencio, y de forma inesperada han recibo la visita del bodeguero.

Hola queridas amigas! Les dice y las mira pausadamente, observándolas enamorado de cada uno de su movimientos impulsado por las tenue brisa caliente, envesado en cada una de sus extremidades de las que cuelgan el fruto mágico.

Aquí estoy de nuevo. Sigue diciendo mientras de su mochila saca el refractómetro con las mano izquierda y a la par con la otra alarga la mano para coger un grano de uva.

La mete en la boca, mastica tres veces y la devuelve a la viña. Paladea mientras otro grano de uva llega a su mano. Esta vez lo aprieta y lo vierte en el refractómetro. Orienta el aparato al cielo y como si fuese un telescopio pone el ojo en el lugar preciso.

Las mira de nuevo.

Lo estáis haciendo muy bien, ya queda poco. y le sigue hablando pausadamente.

Regresa a la bodega. Allí esta todo preparado para recibirlas.

Al llegar al bodega siente un jolgorio inhabitual dentro de la zona de elaboración.

El futuro del vino, el futuro del vino, el futuro del vino!!! Repite mientras entra en la bodega y reconoce a sus 20 visitantes.

Son los niños del pueblo, de Venialbo,  que acompañados por los profesores han venido a conocer de primera mano los intríngulis del milagro de la transformación del mosto en vino.

Sois vosotros los que ayudareis a que el vino perdure 5 generaciones mas al menos. Dice el bodeguero dirigiéndose a los niños. Ellos lo reconocen inmediatamente y haciendo oídos sordos a lo que el bodeguero dice, lo fríen a preguntas. Que si esto para que sirve, que cuando llega la uva, que si es verdad que los duendes transforma el mosto en vinos, que si son invisibles……

Y el bodeguero les dice.

Hoy chicos! Estoy contento de que me hayáis venido a ver. Y por ello os voy a contar el Secreto Mejor Guardado de Tardencuba.

Mientras permanecer callados, como por arte de magia, el bodeguero comienza la narración.

Huele a vendimia en Venialbo, huele a Vendimia en Tardencuba

Hola queridas amigas! Les dice y las mira pausadamente, observándolas enamorado de cada uno de su movimientos impulsado por las tenue brisa caliente, envesado en cada una de sus extremidades de las que cuelgan el fruto mágico.

Aquí estoy de nuevo. Sigue diciendo mientras de su mochila saca el refractómetro con las mano izquierda y a la par con la otra alarga la mano para coger un grano de uva.

La mete en la boca, mastica tres veces y la devuelve a la viña. Paladea mientras otro grano de uva llega a su mano. Esta vez lo aprieta y lo vierte en el refractómetro. Orienta el aparato al cielo y como si fuese un telescopio pone el ojo en el lugar preciso.

Las mira de nuevo.

Lo estáis haciendo muy bien, ya queda poco. y le sigue hablando pausadamente.

Regresa a la bodega. Allí esta todo preparado para recibirlas.

Al llegar al bodega siente un jolgorio inhabitual dentro de la zona de elaboración.

El futuro del vino, el futuro del vino, el futuro del vino!!! Repite mientras entra en la bodega y reconoce a sus 20 visitantes.

Son los niños del pueblo, de Venialbo,  que acompañados por los profesores han venido a conocer de primera mano los intríngulis del milagro de la transformación del mosto en vino.

Sois vosotros los que ayudareis a que el vino perdure 5 generaciones mas al menos. Dice el bodeguero dirigiéndose a los niños. Ellos lo reconocen inmediatamente y haciendo oídos sordos a lo que el bodeguero dice, lo fríen a preguntas. Que si esto para que sirve, que cuando llega la uva, que si es verdad que los duendes transforma el mosto en vinos, que si son invisibles……

Y el bodeguero les dice.

Hoy chicos! Estoy contento de que me hayáis venido a ver. Y por ello os voy a contar el Secreto Mejor Guardado de Tardencuba.

Mientras permanecer callados, como por arte de magia, el bodeguero comienza la narración.

Huele a vendimia en Venialbo, huele a Vendimia en Tardencuba.

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